domingo, 24 de abril de 2011

FREDY SERNA El pincel de la ciudad

Fredy Serna: el pincel de la ciudad
Fredy serna lleva a los lienzos su mirada de la ciudad. Un mapa personal que se hace colectivo.
Un trabajo que hace en solitario y comunidad y que siempre gira en torno al arte, una pasión.


Por
Beatriz Mesa Mejía
Medellín


Pintor de ciudad, de barrio, de montañas con casas apretujadas. De la cancha y la terraza, del muchacho que juega y que muere. Fredy Serna nació en Medellín. Sus calles las ha recorrido con alma de pintor.

Desde su taller en el barrio Castilla, donde nació y creció, se observan calles empinadas, casi imposibles, y paredes de casas arrumadas. Lleva ese mundo a la tela y ha sabido cautivar con sus colores en rojos, azules, amarillos; con esas formas semiabstractas que todos reconocen.

Es un solitario, casi silencioso. Es un oidor de historias, de las cotidianas y las extraordinarias, de las que cuentan en su barrio y en los salones de clase. De esas que alientan y de las otras que espantan. El tema urbano, de su entorno, lo empezó a trabajar desde principios de los años 90. "No se si fue casualidad, un encuentro o azar", dice Fredy al advertir que fue una época donde la temática urbana estaba en producciones literarias, visuales, académicas. Y faltaba el pintor.

Personajes como Víctor Gaviria, Alonso Salazar, Fernando Vallejo mostraron su interés por las laderas, pero él siente que se hacia desde una mirada externa. Y fue entonces cuando se encontró con la obra de Elí Ramírez, "un literato o un poeta que de alguna forma ya había pintado lo que yo pretendía pintar". Y que además, hablaba desde su interior, "él creció acá y su obra me sorprende porque cuando conocí sus libros encontré la historia del barrio, cómo crece, cómo son sus calles... de alguna manera, me afianzó su poética".

Ese encuentro lo llevó a conocer personas con preocupaciones semejantes a las suyas, tanto en lo social como en lo político. "Fue un hallazgo, fue la posibilidad de profundizar más y de conocer más". Y es que la idea que Fredy tenía era la del pintor alejado, sumergido en el taller.

Decidió entonces, ser ciudadano, ser pintor de ciudad, pero desde adentro. Eso lo ha llevado a realizar un trabajo en solitario y en comunidad, con jóvenes que son sus alumnos en la Universidad de Antioquia y en el Instituto de Bellas Artes y con sus vecinos en el barrio que están interesados en el arte, la música, el teatro. Por eso también fundó un periódico, Común...@, con un grupo de profesionales de distintas áreas y que tiene como área de influencia la Comuna nororiental.

Se lo ve con su libreta de notas, y también registrando en su memoria, para luego plasmar lo que ve y lo que siente, en pinturas que también están cargadas de voces, de las voces de la ciudad. "Una imagen que veo en cinco segundos, luego la plasmo. Es un ejercicio. La memoria solo es posible a partir de los sentidos, de la percepción y la fantasía. Eso es la imaginación, una mezcla de memoria, fantasía, sentidos y percepción".

¿El arte para qué?
"El arte debe tener fundamentalmente un solo compromiso: el arte. Pero uno como individuo se compromete con su entorno, que no solo es mi barrio, es mi ciudad y también es mi país. Uno se involucra en eso sin darse cuenta. Y adquiere unos compromisos. Yo era un pintor alejado, pero cuando empiezo a trabajar con otras personas, el compromiso se hace con la comunidad y es un compromiso desde ahí, desde el arte. La responsabilidad de uno está en lo que hace con la pintura. Pero no se debe tener pretensiones políticas".

¿No va a cambiar nada?
"Lo importante del artista con la sociedad es que nosotros somos testigos excepcionales de nuestra propia historia, y eso no lo podemos evitar. Eso de una u otra forma se transmite consciente o inconscientemente, pero no es tener la pretensión de hacerlo, sino dejar que aparezca, que surja".

Y ¿cómo ve Fredy la ciudad?
"La ciudad que yo veo físicamente es la ciudad que tengo al frente y que es el nororiente de Medellín, pero esa ciudad es como si fuese un espejo que refleja la otra, somos iguales, pero hay algo que nos diferencia... Me sorprende ver el mapa de Medellín y ver que entre el nororiente y el noroccidente somos más de la mitad de la ciudad, en el treinta, máximo el cuarenta por ciento del territorio urbano. Somos esa parte de la ciudad de la que todos hablan, pero que nadie conoce... o no, que conoce más de la mitad de la población. Somos la ciudad de la que sobrevive la otra, donde están los trabajadores, los obreros, los empleados, los constructores y los consumidores de la ciudad. Y esa parte de la ciudad no recibe lo que ella da. Falta educación, entidades culturales, salud. Falta creer, falta que el Estado y la empresa privada construyan bienestar".

Fredy, que hoy habita otro espacio de la ciudad, aunque nunca abandona el barrio donde creció, donde vive su familia, donde está su taller, dice que "los jóvenes tienen esperanza" y piensa en los que se resisten a perder el ánimo desde arte. "El arte puede ser más democrático. En el arte no hay que ser el mejor, hay que ser uno. Es necesario abrir opciones desde el arte y desde la educación".
Antecedentes
Horizontes urbanos que se transforman y proyectan
Fredy Serna es bachiller en artes del Centro Auxiliar de Servicios Docentes de Castilla y Maestro en artes plásticas de la Universidad Nacional. Durante su carrera tuvo influencia directa de sus maestros arquitectos, de tal forma que el interés por lo urbano también surgió de allí. No fue fácil para él entrar a la universidad con un interés por la pintura, pues en la carrera se hacía énfasis en otros lenguajes plásticos. Aún así demostró con trabajo que lo suyo era la pintura.

El hijo de María y Salvador, el menor de nueve hermanos, ha hecho numerosas exposiciones. La más reciente fue en la Quinta Galería, de Bogotá, donde presentó su serie Cancha, que cambió su temática, aunque sigue marcada por lo urbano.



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